domingo, 25 de julio de 2010

El extraño de pelo largo...

Para aquellos que creyeron suspicazmente que se trata de mí les digo que se equivocaron. Este profesor tiene una especie de personalidad legendaria, muy místico y misterioso. Ya no enseña en la facultad, se aburrió de que le dieran Cálculo Vectorial I siendo el hombre todo un experto en álgebra. 

Una compañera de ya hace algunos años me cuenta cómo fue la primera vez que lo vio. Me decía que estaban esperando al profesor del curso y en eso entra un tipo silencioso, de cabello largo, polo metalero, pulseras de metal y botas puntiagudas. Todos lo remarcaron pero sólo atinaban a observarlo, de pronto alguien digo "miren, ¡está dictando clase!" y era verdad, se trataba del profesor Mario Santiago, conocido también como "Maná". Esa narración data del año 94. Muchos de sus profesores actuales llevaron con él, era muy temido ya que tan sólo con ver la lista de calificaciones de sus exámenes podíamos darnos cuenta del nivel que poseía. Jaló a salones enteros también.

El profesor tiene un estilo particular, es increíblemente formal y ordenado en la pizarra. Sus explicaciones también lo son, aunque no es muy comunicativo, hablar con él es muy interesante. Siempre tiene mucho para decir y es un tipo muy hábil en todo lo que enseña. Su pasión es el álgebra y la topología de conjuntos. Podría decir que mientras más abstracta sea la cosa, él estará más a su gusto. Su caminar es lento, siempre erguido, de mirada incierta y seria. Su cabello largo a veces sufría algunas modificaciones y siempre, hasta cuando usaba short, calzaba sus características botas.

Es discípulo del gran profesor Carlos Chávez. Él me contó que nunca fue alumno de su curso, simplemente un día se acercó a él y le dijo que quería ser su alumno, el profesor Chávez no sabía mucho sobre él así que le dio un tema rudo para que lo estudiara y luego se lo pueda exponer. Grande fue su sorpresa al presentarse él ya con el tema estudiado sin requerir mucho tiempo. De allí no sé bien lo que sucedió.

El profesor Santiago también fue mi profesor, estuvo a cargo de la práctica del curso "Introducción a la Topología". Si el profesor Chávez cuando llevé álgebra lineal me hizo ver que estaba perdiendo la formalidad que yo admiraba, el profesor Santiago me hizo ver que estaba dejando de lado la precisión de mis suposiciones y la justificación de las mismas en un contexto amplio. En la primera práctica saqué 8, yo me sentía totalmente decepcionado de mí mismo pero me di cuenta que tenía toda la razón para ponerme esa nota. Debía ser muy cuidadoso con lo que escribía y considerar todos los casos siempre, hasta los que parecen triviales, a partir de allí ya no me jaló y mi rigurosidad se volvió ya una práctica permanente. Hubiera querido que este profesor me dicte algún otro curso pero no fue posible. Es justamente en este curso donde ocurre la anécdota que señaló Hugo Castillo: Dos profesores de la facultad estaban dándo práctica junto conmigo y en eso dice uno de ellos :" Oe, pásate unaaaaaaa" a lo que el otro replicó "¿Cuáaaaaaaaaal?" y el otro dijo "La que seaaaaaaaaaa, porque no me sale nadaaaaaaa". Y se podía hacer esto porque el profesor a la hora de las evaluaciones se retiraba del salón, nosotros podíamos usar libros y apuntes. Al retirarse daba la impresión que él nos decía tácitamente "Si quieren también pueden copiar entre ustedes pero igual no van a aprobar si no han estudiado". Y a veces se iba a dar una vuelta por allí, incluso se iba a San Marcos y regresaba o ya no regresaba hasta el día siguiente.

Ahora no sé mucho de él, lo encontré en el 2007 dictando en la facultad pero el pobre se sentía aburrido con esos cursos que tenía. Él es para mí un ejemplo de un alma libre, que hace lo que le gusta y no se vende al sistema. Es un buen matemático y profesor. Espero que algún día vuelva a la UNI porque realmente hace mucha falta.

Saludos Mario donde quiera que andes. Regresa cuando quieras a nuestra querida Facultad.
Hasta pronto amigos.

jueves, 22 de julio de 2010

Estudiantes de la UNI versus Estudiantes de Francia

Algunas veces nos hemos preguntado, ¿cómo serán los estudiantes de ciencias en otros lados?, ¿serán más inteligentes que nosotros en los países desarrollados?, ¿serán más estudiosos?, ¿estarán mejor preparados?. No hay forma de responderse a esas preguntas si es que no se ha estado entre ellos. Y ese fue mi caso, estuve en Francia cuatro años y medio, desde la mitad del 2005 hasta principios del 2010.

Cuando llegué tenía una beca del CONCYTEC, sólo duraba un año así que a partir del segundo tuve que trabajar. Y el primer trabajo que tuve fue de jefe de prácticas de un curso de programación en MAPLE. Tuve la suerte de haber trabajado con este programa antes, cuando estuve en España. El problema era que mi francés no era suficientemente bueno. Llegué allá habiendo tomado varios cursos de francés pero la gente que no es latina no era en general muy acogedora. Justamente entendí allá que los latinos tenemos otra forma de ver el mundo, aquí no se nota porque hemos vivido rodeados por gente como nosotros pero allá donde los corazones a veces son más fríos sí se nota. Y yo que soy una persona normalmente tímida y corta para hablar no funciono igual allá que acá, donde la gente se acerca a conversar y socializar con uno.

Entonces mi francés no se había desarrollado al ritmo esperado. Me preparé todo el verano viendo televisión y escuchando cualquier programa de radio. Al llegar el día de clases tuve que ir al ruedo no más. Dependiendo de la hora encontré alumnos de diversos tipos, en la mañana estaban los más estudiosos, no todos pero una buena mayoría. Y el último salón simplemente era una desgracia, gente muy inmadura que hablaba fuerte y no escuchaba lo que se le decía, el curso les interesaba un comino. En mi pobre francés e incluso en castellano yo no estaba preparado para esta situación. En la UNI nunca había pasado algo así, los alumnos son respetuosos por lo general y no están haciendo bulla cuando uno habla. Pero estos sí, y lo peor es que se hacen los sordos, son desafiantes, cínicos, etc. Y creo entender la razón por la que se comportan así: entrar a la universidad no les costó demasiado esfuerzo, pasar apenas el bachillerato con mención en ciencias y listo. Muchos de ellos estaban allí sin saber a qué se metían, sin ganas de estudiar, sin necesariamente una preparación previa.

El alumno de la UNI pasó por un complejo proceso de admisión el cual implica que al menos tuvieron la voluntad de prepararse para postular. Eso hace que estimen más su ingreso, que quieran aprender al máximo y que el nivel académico en promedio sea mucho más alto. Los estudiantes que tuve tenían todo tipo de comodidades que puede ofrecer una universidad del primer mundo. Yo recordaba cuando llevé computación que programábamos en computadoras con absolutamente todo el software pirata, incluso cuando venía el INDECOPI había que formatear a toda prisa las computadoras para que no se las lleven, mientras que ellos tenían pantallas LCD con máquinas o en Windows o en Mac, horarios holgados para practicar. Pero nada de esto era aprovechado por ellos. En el curso se pedía un mínimo de matemáticas para programar pero los estudiantes no sabían eso.

Por otro lado nunca pude socializar con ellos, con ninguno pude tener algún acercamiento. Sólo una alumna de matemáticas se cambió a informática y me dijo que fue porque le gustó mucho el curso y se dio cuenta que programar era lo suyo. 

La ventaja que tienen ellos es que existen diversas salidas laborales a lo que estudian, hay posibilidades para todos, y aquellos que quieran seguir la investigación hay muchos caminos para llegar.

Otra cosa más, por si no lo sabían, las universidades francesas son gratuitas salvo matrícula que son unos 500 euros al años para doctorado. Este dinero no es realmente exorbitante para el nivel de vida francés.

Así que piensen que ya por estar en la UNI tienen un gran potencial, que el hecho de ver sus cursos complicados no les haga olvidar que realmente pueden hacerlo y que si lo hacen bien prácticamente no tendrán barreras en conseguir sus metas. Que nadie les haga pensar lo contrario, ni los compañeros ni ningún profesor. Simplemente esfuércense y lo demás ya lo tienen.

Hasta pronto.

lunes, 19 de julio de 2010

El enamoramiento y los estudios

Quien escribe no es para nada un artista del arte de encantar a las mujeres, así que la llegada del amor a mi vida fue bastante tardía. Mis tres primeros años de universidad habían pasado sin este fenómeno. Me interesé en algunas chicas pero nada que desviara mi atención de mis queridas matemáticas, el tercio de estudiantes y la vida en la facultad. Hasta ese momento, yo había sido más o menos puntual, solía asistir a clases, tener apuntes y todo eso.

En el cuarto año llegó alguien que simplemente se robó toda mi inspiración. Una cachimba me cautivó demasiado, era medio loquilla y de hablar apresurado. Me encontró en el pasillo y me dijo desesperada junto a su amiga "aaaah, ¿tú eres José Molina?, por favor ayúdanoooooooooos ¿siiiiiiiiiií?", me tomó tan frío esto que apenas atiné a decir "yaaaa, cuando quieras". Fue en ese momento que se produjo el amor a primera vista.

Al mismo tiempo, empezaba a pasar por una etapa de desmotivación, varios profesores ese semestre hicieron que mi motivación inicial se mermara. El ejemplo más resaltante fue el profesor del curso Análisis Funcional I. Es un profesor que admiraba y que era admirado por muchos. Un ejemplo de lo que suele pasar debido a la enseñanza en universidades particulares. El plan del curso me pareció interesante, él iba a dar varias clases y luego íbamos a exponer el curso. Sería un curso intensivo pues hasta la hora de práctica sería ocupada en exposiciones. Me esmeré mucho en la mía debido a que este profesor es muy bueno en su dictado y yo quería estar a la altura. Después de eso empezó toda la pesadilla, pasaba que o no venía el expositor o venía mal preparado y pedía otra oportunidad o no venía el profesor o llegaba demasiado tarde. Eso empezó a pasar mucho y el curso ya era un mamarracho. Fue tanto así que dos semanas de que acabe el semestre ni habíamos llegado al tema de espacios de Hilbert.

Yo estaba realmente muy decepcionado y me deprimí bastante por esto, no podía creer que este profesor se había vuelto como esos profesores que detesto tanto (aparte de los recalcitrantes y tercos). Mientras tanto yo estaba enamorado, así que me daba igual ir o no ir. Decidí un buen día no ir más a este pseudo-curso. En lugar de eso me pasaba todo el rato con ella. Conversando, yendo para todos lados, ayudándole en sus cosas. Yo estaba tan prendado de esta chica que llegó un punto en que iba al salón, estaba en clase y al verla pasar abandonaba todo y me iba, olvidando mi mochila, mis cuadernos aah todo. Ya todo mundo se había dado cuenta de lo que me pasaba.

Al contrario de lo que se puede pensar, me iba bastante bien en los cursos, llevaba Ecuaciones Diferenciales Ordinarias, Teoría de la Medida, Álgebra Homológica (con el maestro Carlos Chávez). En el otro  no se podía decir mucho, ya que uno de ellos era amorfo.

El profesor de Análisis Funcional I se me acercó un día, me preguntó porque no iba más a clase, yo le respondí el porqué: "El curso no tiene ni pies ni cabeza, usted se volvió un irresponsable y por ello no se siente capaz de exigir a los compañeros, por eso decidí abandonar el curso". Vi en su rostro un sentimiento de culpa y vergüenza. Se puso muy rojo y su gruesa voz cambió a un tono más suave. Me aseguró que a partir de ese momento el curso iba a retomar su ritmo normal, que ya nadie más iba a exponer, él mismo lo acabaría y que por favor regrese. Y dicho y hecho cumplió su palabra. En esas dos semanas dio un magnífico curso.

El siguiente semestre fue terrible, me declaré a esta chica y fui rechazado, de buena manera pero duele mucho. Eso sí afectó mis notas el siguiente semestre, obtuve el promedio más bajo de toda mi vida, en el curso de Sistemas Dinámicos en el quería destacar para ver si me recomendaba el profesor Benazic al IMCA, obtuve el mínimo para aprobar. Todo me fue mal allí. Ya no podía estudiar, tenía ganas de dejarlo todo.

De castigo en el siguiente semestre me matriculé en 27 créditos, entre los cuales está el excelente curso de Relatividad I, dictado por Armando Bernui. Pero aquí pasó la segunda catástrofe, tuve mi primera enamorada el 16 de marzo del 2001, nos conocimos poco antes de mi viaje a España y a mi regreso empezamos. Mientras todo iba bien, en la universidad también era así, pero el 9 de junio me terminó por correo. Mi mundo se vino abajo, tenía 27 créditos para aprobar y mi corazón estaba destrozado, no sé cómo sobreviví a este semestre, fue la primera vez que fui a una práctica y no pude responder nada de nada. Qué difícil es estudiar estando sumido una pena tan honda. Entendí algo que me había aconsejado un amigo cuando ingresé: "Nada de enamoradas en los primeros años, sino cuando los ratos no sean tan buenos arrastrarás contigo a tus cursos y no podrás aprovecharlos", sentía que sucedía "a la vejez viruelas".

Me di cuenta que tampoco conocía de mi inestabilidad emocional, nunca me había enfrentado a algo así. Y realmente es un aspecto que subestimé en mí porque veía a mis compañeros cachimbos que tenían sus parejas y sus notas caían hasta desaprobar, abandonando la universidad en algunos casos. Yo decía que eso era absurdo y que no podía pasar, pero efectivamente pasa y con fuerza.

Así que si sólo pediré recordar, aunque sea muy difícil, en esos momentos de depresión que no olviden las metas académicas que se trazaron, normalmente ellas serán más perennes en el tiempo. Y sobre todo, no se aparten, no estén solos enfrentando estos problemas. Busquen ayuda, distracciones. Cuando uno está solo el martirio es permanente, se escucha música triste, el ser humano es experto torturándose más. Para apoyarnos en eso están los amigos, sino ¿para qué están?.

Saludos y hasta la próxima

viernes, 16 de julio de 2010

Profesores tercos y recalcitrantes

Supongo que muchos pasaron por ellos. Yo pasé exactamente por cuatro: uno de economía, uno de física y dos de matemática. La característica común de ellos era el no escuchar a nadie, ellos decían tener la razón y uno era una especie de limitado mental que no podía producir buenas ideas.

El de economía puede llegar a ser una persona hasta agradable mientras uno no es alumno de él. En clase simplemente quiere que uno escuche, siempre desecha cualquier aporte o crítica de su clase y cuando uno reclama por una pregunta que apenas es una triste suma (¿difícil?), para él uno siempre está equivocado ni ve la solución. Es tanta su terquedad que es capaz de poner puntos sin necesidad de verificar la veracidad de lo que se dice. Muchos llegaron a odiarlo (como yo) después de hacerle algún reclamo por una pregunta mal corregida. Simplemente no acepta si uno no llega a la violencia verbal.

El de física era el jefe de práctica de mi curso de física 3. Un tipo desagradable que si le pedíamos ayuda en el laboratorio nos bajaba puntos por no haber entendido ciertas cosas. El clímax fue cuando tuvimos una práctica calificada y se nos pidió integrar un campo eléctrico constante en un rectángulo (para utilizar la ley de inducción de Faraday). Como algunos de ustedes sabrán, esta integral sale cero, pero al individuo nos puso a todos los que llegamos a ese resultado 0 puntos, sólo uno que había sacado el mismo resultado erróneo del profesor (no entendió lo que es integrales de línea) obtuvo los 4 puntos. Cuando le reclamé y expuse mi solución, el tipo me salió con una gran genialidad, digna de nunca olvidarse: "Está bien tu solución pero en física nosotros integramos de otra manera"... qué desastrosa esa frase, felizmente el profesor de teoría me dio la razón y consiguió que nos ponga los puntos.

Si este último caso les pareció alarmante, esperen a los de matemática. Uno de ellos estaba en clase de análisis complejo y el teorema de Cauchy, cuya prueba normalmente es un capítulo entero, fue demostrado en un cuarto de pizarra. Yo estaba sorprendido pero se me ocurrió un ejemplo clásico que cumplía sus hipótesis (pero no las del teorema bien enunciado).


Pregunté por qué esa integral no daba cero como afirma el teorema de Cauchy. Empezó a dar vueltas, a ver su "teorema", primero dijo que sí sale cero, integró de dos formas distintas y lógicamente salieron resultados distintos. Empezó a divagar y finalmente se acabó el tiempo y dijo que buscaría para la próxima vez. Eso no me pareció nada mal, yo también he hecho pasar malos ratos a mis alumnos cuando se me olvida algo. En la siguiente clase dijo que ya había encontrado la solución y que me la mostraría luego de la clase pero que ella decía que la circunferencia no es una curva cerrada (sic). Yo dije ¿aaaaaaaaaaaah?, creo que hasta un niño pequeño sabe que la circunferencia es una curva cerrada, debe ser la curva cerrada en la que todos piensan cuando se habla de curvas cerradas. No puede ser, qué locura, fui a ver el libro de ingeniería que usaba para el curso y nada que ver con lo prometido e insistía en que la circunferencia no era cerrada. De allí nunca más fui a escuchar la clase de teoría, sólo a la encuesta. Este profesor se quiso vengar de mí, dijo que tendríamos el final un jueves y de pronto, el martes (el otro día de clases) veo un compañero apurado y le pregunto ¿qué examen tienes? y él me dice que de análisis complejo, yo aaah ¿no era el jueves?, a lo que él replica, sí yo también tenía entendido lo mismo pero él dice que es hoy. Quedaba media hora para que termine el examen. Entré a reclamarle pero me dijo, "si quieres da el examen". Triste su vida, en media hora no saqué una mala nota pero no la que debí sacar. En el sustitutorio pude sacar la nota que esperaba.

La otra persona que falta enseñaba un curso electivo, era un curso de matemática aplicada, que no es mi estilo pero pensé que sería buena idea llevar al menos un curso de eso. Todo bien en el curso aunque se comía demasiadas demostraciones para mi gusto pero lo entendía porque se trataba de un curso aplicado. En una de esas da la definición de matriz simétrica pero dice que tiene que ser invertible, yo pregunté si el cero era una matriz simétrica y ella dijo que sí. Realmente me di cuenta que esta persona no sabía escribir una definición. Luego viene la hecatombe, enuncia el célebre teorema de representación de Riesz y luego de enunciarlo dice que hay un contraejemplo, ¿contraejemplo de un teorema?. Le pregunté si lo que quiso decir es que quitando algunas hipótesis ya no se daba el resultado en su ejemplo. Dijo que no, que era un contraejemplo del teorema, yo pregunté ¿no es un teorema?, ¿cómo va a tener contraejemplo?, insistió en que sí y yo le pedí ese "ejemplo", una hora pensando en cual, la siguiente clase se tomó hora y media para pensar y nada, terminó la clase antes. La siguiente clase sólo estaba yo y me dijo que ya tenía el contraejemplo en un libro, mientras buscaba la página refunfuñaba y me dijo al final esta frase de antología "En mis tiempos, el alumno hacía caso al profesor, aunque estuviera equivocado" y yo ¿?, ya montaba en cólera, impaciencia, me mostró el "contraejemplo" de hecho no cumplía nada de lo que se pedía (distribución delta de Dirac) , ya no quise ver más y jamás volví a ir a su clase. Esta persona incluso les decía a mis compañeros que no me dieran los ejercicios del curso, a uno le llegó a decir que yo era una mala influencia, aaaaaaaaah mucho cuidado con esta persona.

Yo no veo nada de malo en equivocarse, pero sí detesto cuando alguien no es capaz de aceptar que se equivocó y en lugar de eso pone mil excusas y demuestra su poca calidad de persona. Espero que nunca llegue a ese punto, trataré siempre de no entercarme en un resultado, es mejor ser humilde y aceptar el error. Los alumnos podrán ver que uno conserva el respeto que se le tiene por mostrarse humilde.

Hasta la próxima

El poder de los alumnos

Creo que por el maltrato psicológico que se sufre cuando uno se prepara para la universidad, donde uno se da cuenta de pronto que no sabe nada y que hay gente que está muy por encima de uno se forma una especie de sentimiento de inferioridad con respecto al profesor. Y quizás por un maltrato salarial y esfuerzos no reconocidos, el docente también se lo cree.

Muchos parecen disfrutar el hecho de tener a los alumnos "bajo su control". Les ponen problemas ultra difíciles, les hacen creer. Recuerdo que yo cuando era un cachimbo, se acercó un amigo mío que estudia en la FIGMM con un ejercicio de física 1. Se nos daba las ecuaciones de dos planos y un punto inicial y la velocidad de una partícula para hallar el tiempo en que demoraba dicha partícula en pasar de un plano a otro. Yo estaba impactado por la complejidad de ese problema ¡porque se trataba de la primera prueba del primer semestre de universidad!. La física que podíamos aprender de ese problema era casi el uso de la triste fórmula velocidad=espacio/tiempo.

Y no era el único caso, de otras facultades llegaban monstruos de ese tipo, en especial de la FIEE y FIM. Veía problemas innecesariamente difíciles que no ayudan para nada a la formación de profesionales, sólo sirve para satisfacer el ego de los profesores que los proponen. Y si reclaman por la dificultad le dicen que tiene que preservar "el nivel académico de la facultad", con eso hinchan el pecho y reciben el flagelo con una pasividad alarmante.

Y estas facultades a la hora de las huelgas y tomas son bastante importantes. Pienso que con esa presencia podrían también protestar contra este maltrato del que son víctimas. El resolver una integral de medio kilo no los hará mejores profesionales. Pero sí lo hará el poder comprender bien el proceso de integración.

Y los alumnos tienen poder, un poder político importante que está en el tercio estudiantil. Yo participé dos veces de esto y noté que hay mucho que se puede hacer, en especial por el tema de profesores mediocres, irresponsables, que no van al curso, que faltan el respeto al estudiante no asistiendo puntualmente a sus cursos. Eso deberían pedir los alumnos ¡que se les trate con respeto!, con el mismo respeto que los profesores tratan a sus alumnos de las universidades privadas donde trabajan. Algunos piensan que como en la universidad nacional no se paga, esos alumnos no tienen derecho a nada. Siempre el poder del sucio metal nos tiene atormentados.

Y en las universidades privadas es al revés, los profesores son complacientes con los alumnos, tienen que tratarlos hasta con falso cariño para que se esfuercen y estudien, estudien casi nada porque sus evaluaciones tratan de que no se les maltrate mucho. Hay un porcentaje mínimo que debe aprobar. Por mucho que sepa el profesor, las especializaciones o grados que posea, será siempre un obrero para estas instituciones.

El cliente tiene la razón... quien paga es el cliente... los estudiantes pagan... los estudiantes tienen la razón. Así funciona en otros lados.

En la UNI y en cualquier universidad nacional, el que paga es el estado o sea todos nosotros, los alumnos que están formando son aquellos por los que nuestro país apuesta para su futuro. Y fueron seleccionados entre los mejores. Así que tiene todo el derecho y la importancia para ser tratado con dignidad, con respecto y con dedicación.

Los alumnos deben unirse contra los profesores que no cumplen su trabajo, existen las hojas de firmas, el tercio, el centro de estudiantes. Se puede lograr todo si se unen, no se dejen amenazar por el hecho de poder desaprobar. Es hora de despertar, nosotros también somos gente.