Hacía un buen tiempo que no escribía por aquí, intentaré retomar esto con más frecuencia. Ahora la continuación de la entrada sobre el tercio estudiantil.
Otro incidente que marcó mi participación en el tercio fue el casi sangriento debate por el nacimiento de la carrera de ingeniería física, fue en la primera mitad del 99 que este debate se abrió. La proposición no me parecía extraña, quizás tenía buenas intenciones pero había algo que yo destesté desde que la vi:
SE PROPONÍA DESAPARECER LA CARRERA DE FÍSICA Y EN LUGAR DE ELLA INSTAURAR INGENIERÍA FÍSICA.
¿Cómo era posible?, una de las mejores escuelas de Perú en física y simplemente la que querían borrar del mapa. Iban a forzar a todos sus miembros a tener una formación ingenieril a pesar de que hay también muchos talentos teóricos allí y que hasta ahora nos llenan de orgullo. Definitivamente, no estaba de acuerdo, así como la mayor parte de los seis estudiantes que éramos allí.
No olviden, el consejo está formado por 18 personas, 12 profesores y 6 alumnos. La cosa entre los profesores estaba dividida; así indagando cada uno, teníamos aproximadamente los votos divididos en dos. Era una situación tensa y los debates que se hicieron en el consejo eran muy acalorados, pude ver cómo inclusive viejos rencores afloraban ante nosotros los más jóvenes, también había intereses por supuesto. Aparte de querer la carrera de física también sabía que si se permitía esto, la siguiente en la lista sería la carrera de matemática, ya había oído al profesor Escalante (matemático, decano de la época) hablar sobre las bondades de la ingeniería matemática en Chile.
Un dato curioso es que mi papá estaba a favor de esa nueva carrera y en casa me dio las razones que luego diera en un jueves científico: él mismo, como físico médico, tuvo muchas veces hasta perdirle a la universidad una especie de constancia de que el título de licenciado era equivalente al de ingeniero. Éste era un trámite absurdo y también se podía decir lo mismo de la aceptación social de esta carrera y de las otras. Ahora los tiempos son mejores...
Bueno, tras varias semanas de debate, poco a poco nos aproximábamos al momento de la elección. Entre los estudiantes, creo una buena parte estaba a favor del cambio, usualmente la gente que tenía expectativas de entrar a otras carreras, que de hecho son la mayoría en la facultad. El debate final, como era de esperarse fue el más intenso de todos, había mucha adrenalina en el ambiente, haciendo un conteo al ojo, pronosticábamos un empate, esa vez nadie faltó, los 18 más el decano estábamos allí. Algo que ustedes deben saber es que en caso de empate el decano tiene el voto dirimente (voto del desempate) y que ya sabíamos que iba a ser a favor de la erradicación de la carrera de física para reemplazarla por la de ingeniería física.
Justo antes de la votación, el profesor Juan Asmat pidió que la votación sea secreta para que los votantes se sientan libres de presiones. Pude ver en ese preciso momento, las caras de aquellos desesperados porque la carrera nueva exista, dar una aceptación casi unánime a esta propuesta. Así se hizo, se sacó el ánfora y se procedió a la votación, llamándose a cada uno por lista para depositar su voto. El decano, asistido por el secretario de la facultad leían los votos en voz alta mientras alguien apuntaba el clásico diagrama de rayitas ||||, cuando se terminó de contar, ¡oh!,¡EMPATE! y desde un lado de la mesa se escuchó un grito estremecedor: ¡NOOOOOOOOOOOO!, ¡¡¡eres un #$"#"#$"#$ y también un $%&¿/!!! hacia el profesor Juan Asmat que sonreía de satisfacción. El que gritaba era uno de esos que dio su aceptación a la votación secreta casi con una sonrisa sin darse cuenta que estaba cayendo en la trampa... poco después entendí cuál era esa trampa ¡¡¡¡Cuando el voto es secreto el decano no tiene voto dirimente!!!!, el empate era inamovible y ¡la carrera de física se salvó!, había algarabía general y rechinar de dientes por los que perdieron.
La verdad es que fue increíble todo eso, fíjense en que los alumnos también tuvimos parte de eso, el cambio de opinión de apenas uno de nosotros o su ausencia hubiera significado el fin de nuestra querida y fundadora carrera en nuestra facultad. Otra cosa fue la jugada estratégica del profesor Juan Asmat, ¿leguleyada?, puede ser pero es una estrategia política válida, estas cosas no sólo sirven para manejar la ley a intereses personales, también puede ser usada para el bien como sucedió en este episodio. ¿Por qué dejar la política sólo a la gente nefasta?, las argucias y ases bajo la manga de la política también pueden ser usados para el bien.
El desenlace ya es conocido, se cambió la propuesta dejando la carrera de física y proponiendo la creación de la nueva carrera de ingeniería física, eso sí me pareció bien porque sería una buena alternativa para aquellos que siguen física y están interesados en su aplicación práctica e ingenieril.
Así que mis queridos amigos, espero que con esto hayan entendido importancia central del tercio de estudiantes en el consejo de facultad. Se pueden cambiar muchas cosas, les conté sólo dos pero se hicieron varias y muchas de ellas ahora pueden ser disfrutadas por los actuales alumnos. ¿Crees que algo debe cambiar?, podemos hacerlo por supuesto, tenemos representantes que tiene no sólo voz, que es bastante, sino voto. Los estudiantes no son sólo espectadores. Ya no se anden quejando por lo bajo no más, es hora de actuar y ayudar a la transformación de nuestra universidad para bien.
Hasta la próxima.
Diario de un profesor de matemáticas
En este blog trataré de hablar sobre las impresiones que me causó la vida en mi querida Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Ingeniería de Perú, en la especialidad de matemática. Siempre seré un aprendiz tanto de matemática como de educación en matemática, espero poder llegar lejos en este objetivo.
martes, 4 de octubre de 2011
martes, 26 de abril de 2011
El Tercio Estudiantil y su poder (parte I)
Cuando entré a la facultad de Ciencias de la UNI, me sentí decepcionado porque no había mucha gente motivada (como fue contado antes) y me sentía algo solo. Quise conocer a los alumnos viejos pero ninguno daba signos de haber encontrado la motivación. Luego vi que los profesores eran muchas veces una porquería, porque no venían a su clase o llegaban tarde o porque se preparaban de cualquier manera.
Una de esas escorias fue mi profesor de prácticas de Cálculo Diferencial y Geometría Analítica (primer curso de matemáticas), el horario era sábado de 8 a 12, bastante tiempo como para practicar mucho y recibir asesoramiento del profesor. Yo llegué emocionado a las 8, junto con otros puntuales que pensaban que la universidad era un lugar de respeto a la puntualidad. Esperamos, llegaba la gente, el individuo no aparecía ni nadie que nos diera razón de él. Siendo ya las 10 yo decidí irme a mi casa, los demás ya se habían ido antes o estaban por allí planeando irse al taco.
Yo me fui muy irritado de allí lógicamente, sentí que mis ganas de aprender no estaban siendo respetadas ni tampoco mi condición de alumno. Pasó lo mismo la siguiente semana, sólo que esta vez el tipejo sí llegó, eran las 10 de la mañana cuando apareció, hizo unos problemas a la volada. La semana siguiente era la calificada y los problemas no estaban fáciles y no tenían que ver con lo que se vio la semana pasada. La semana siguiente el individuo prácticamente nos sermoneó a todos, diciendo que éramos incompetentes, etc. etc. Yo levanté la mano y dije que teníamos 4 horas de práctica pero como el señor llega tan tarde y no hace mucho es difícil que éste pueda trasmitirnos sus conocimientos. El pata medio que se asó pero no me dijo nada.
Después, fue hubo la Cienkana, un alumno del Centro de Estudiantes vino a pedirle al profesor que nos soltara temprano para poder participar, a lo cual el sujeto ese (que acababa de llegar a las 9 am) dijo, "¿nos vamos?, ¿sí?, nos vamooooooooooooos" y se fue.
Yo guardé muy bien en mi mente todo esto que nos hizo y muchos otros casos que me contaban, estas cosas me molestaban demasiado y pensé que tenía que hacer algo. Conocí la existencia del Tercio Estudiantil de la Facultad, y las posibilidades con él. Sentí que allí podría intentar cambiar algo la situación de postergación que teníamos los estudiantes y otros problemas que nos aquejaban. El tiempo se encargaría de darme la razón e incluso podría hacerle sentir a aquel individuo que a los alumnos se les respeta.
El profesor aquel presentó sus papeles al consejo para ascender, el proceso no debería presentar mayor problema ya que con el tiempo de servicio y la maestría que tenía iba a ser casi automático como con el resto de postulantes. Yo estaba en la comisión que revisaba los expedientes, cuando llegó su expediente conversé con el resto de la comisión sobre mi experiencia con él, decía que cómo era posible que la poca responsabilidad y respeto que él tenía para los estudiantes no estuviera reflejada de alguna forma en este proceso. El director de escuela de aquel tiempo estaba sorprendido por lo que decía, parecía que nunca hubiera sabido de esta realidad tan evidente para cualquier estudiante de cualquier facultad de mi universidad y quizás de cualquier universidad nacional. Pero lo triste es que no se podía hacer nada. Obvio, aquí hay un punto importante, los alumnos mismos deben tomar iniciativas para hacer constar las faltas de sus profesores, no debería ser así pero es la realidad. Yo no quise quedarme con los brazos cruzados y tuve conversaciones similares con varios profesores del consejo de Facultad. Llegué a concebir un plan que aunque quizás fuera de reglamento, sacudiría un poco las cosas en nombre de todos los estudiantes que pasaron por lo mismo con este profesor.
Llegó el día de la votación en el consejo de facultad, antes de proceder a votar pedí dar un discurso de consciencia para la elección. Empecé a decir generalidades sobre un voto responsable y no sólo por cumplir ya que algunos de los postulantes no merecen ese ascenso, luego en pocos segundos la experiencia que tuve en primer ciclo hablando de el profesor de forma anónima hasta que al final dije su nombre. Escuché un grito desde el fondo ¡es muy tarde para pronunciarse sobre eso ahora son las elecciones!, escuché que era ilegal y no sé qué más. Para mí ya era suficiente. Lo que hice causó efecto, de todos los que postularon sólo el susodicho no obtuvo la mayoría necesaria para que proceda su ascenso. Él se encontraba detrás de mí, no estaba muy contento, habló con mis otros compañeros del tercio y pidió conversar con nosotros y así lo hicimos.
Cuando hablamos me dijo que por qué no le había dicho nada sobre eso, que se hubiera remediado y que no sé qué. Tuve oportunidad de recordarle que yo era el alumno que le reclamaba sobre eso cuando estaba en el curso pero que me hizo el menor caso y que en sus otros cursos había esta conducta tan irresponsable también, que tristemente no era el único pero no debería suceder esto porque los alumnos merecemos respeto al igual que la universidad donde labora. Se excusó por aquella época, me dijo que tenía que trabajar en otro lado y que por eso no podía llegar a la clase. Yo le repliqué que no porque nosotros no pagamos debemos sentir que se nos hace un favor y que debemos mendigar su piedad, además que mínimamente uno puede avisar que no se va a llegar para que no estemos esperando y eso no justificaba que el sábado a primera hora no viniera como lo haría con alguna persona importante con la que tiene cita, ¡nosotros también deberíamos ser importantes para usted!. Al final nos pidió que no sigamos con esto, que él había entendido las razones de lo sucedido y que teníamos razón, que había entendido la lección y que realmente cambiaría su actitud.
Mis compañeros del tercio se aunaron a la causa, pero no todos y eso lo entiendo, éramos 4, en esa causa, de 6. Al final, quedaban dos instancias, la reconsideración del consejo de Facultad para lo cual necesitaba dos tercios de los votos y la reconsideración del consejo universitario como última instancia. Yo pensé que había sido suficiente con lo que había pasado, quise creer en las palabras del profesor así que no hicimos más. La reconsideración del consejo de Facultad no se dio, ya que ni llegó a la mitad de los votos otra vez y caso fue revisado en el consejo Universitario que finalmente le otorgó el ascenso.
Este profesor está hasta ahora en la facultad, los primeros años después del incidente mostró un verdadero cambio, yo personalmente estuve viendo eso. Ya en estos años recientes ha vuelto a lo mismo lo cual es lamentable.
Lo que quería compartir era principalmente que los alumnos realmente tenemos un poder de cambiar las cosas en nuestra facultad, no sólo basta con quejarse todo el tiempo, las acciones se pueden hacer y son necesarias. Pero poco se puede hacer si los alumnos no se unen para hacer fuerza. Estando en el tercio entendí bien eso, a veces la gente hablaba de hacer firmas y presentar su caso pero a la hora de firmar la lista de peticiones o dar la cara, la gente empezaba a ver por su propio pellejo y a manifestar ese maldito conformismo del cual está impregnada toda la sociedad peruana. Nuestra universidad es un pequeño Perú sólo que en principio somos un pueblo más desarrollado intelectualmente, ¿por qué no nos unimos para reclamos positivos como la asistencia de profesores, la responsabilidad, evitar el exceso innecesario de dificultad en nuestros exámenes (esto va para otras facultades), etc.?. He podido presenciar tristemente que la universidad fue tomada en varias ocasiones para reclamar sobre casos sin mucho asidero y liderados por apenas un grupo de estudiantes con intereses y jamás se hizo una protesta por la falta de responsabilidad de nuestros profesores que es un factor común en todas nuestras facultades.
Nuestra universidad (y nuestro país) avanzarán si llegamos a entender que la única forma de progreso posible es el bienestar común el cual es responsabilidad de todos.
Hasta la próxima.
Una de esas escorias fue mi profesor de prácticas de Cálculo Diferencial y Geometría Analítica (primer curso de matemáticas), el horario era sábado de 8 a 12, bastante tiempo como para practicar mucho y recibir asesoramiento del profesor. Yo llegué emocionado a las 8, junto con otros puntuales que pensaban que la universidad era un lugar de respeto a la puntualidad. Esperamos, llegaba la gente, el individuo no aparecía ni nadie que nos diera razón de él. Siendo ya las 10 yo decidí irme a mi casa, los demás ya se habían ido antes o estaban por allí planeando irse al taco.
Yo me fui muy irritado de allí lógicamente, sentí que mis ganas de aprender no estaban siendo respetadas ni tampoco mi condición de alumno. Pasó lo mismo la siguiente semana, sólo que esta vez el tipejo sí llegó, eran las 10 de la mañana cuando apareció, hizo unos problemas a la volada. La semana siguiente era la calificada y los problemas no estaban fáciles y no tenían que ver con lo que se vio la semana pasada. La semana siguiente el individuo prácticamente nos sermoneó a todos, diciendo que éramos incompetentes, etc. etc. Yo levanté la mano y dije que teníamos 4 horas de práctica pero como el señor llega tan tarde y no hace mucho es difícil que éste pueda trasmitirnos sus conocimientos. El pata medio que se asó pero no me dijo nada.
Después, fue hubo la Cienkana, un alumno del Centro de Estudiantes vino a pedirle al profesor que nos soltara temprano para poder participar, a lo cual el sujeto ese (que acababa de llegar a las 9 am) dijo, "¿nos vamos?, ¿sí?, nos vamooooooooooooos" y se fue.
Yo guardé muy bien en mi mente todo esto que nos hizo y muchos otros casos que me contaban, estas cosas me molestaban demasiado y pensé que tenía que hacer algo. Conocí la existencia del Tercio Estudiantil de la Facultad, y las posibilidades con él. Sentí que allí podría intentar cambiar algo la situación de postergación que teníamos los estudiantes y otros problemas que nos aquejaban. El tiempo se encargaría de darme la razón e incluso podría hacerle sentir a aquel individuo que a los alumnos se les respeta.
El profesor aquel presentó sus papeles al consejo para ascender, el proceso no debería presentar mayor problema ya que con el tiempo de servicio y la maestría que tenía iba a ser casi automático como con el resto de postulantes. Yo estaba en la comisión que revisaba los expedientes, cuando llegó su expediente conversé con el resto de la comisión sobre mi experiencia con él, decía que cómo era posible que la poca responsabilidad y respeto que él tenía para los estudiantes no estuviera reflejada de alguna forma en este proceso. El director de escuela de aquel tiempo estaba sorprendido por lo que decía, parecía que nunca hubiera sabido de esta realidad tan evidente para cualquier estudiante de cualquier facultad de mi universidad y quizás de cualquier universidad nacional. Pero lo triste es que no se podía hacer nada. Obvio, aquí hay un punto importante, los alumnos mismos deben tomar iniciativas para hacer constar las faltas de sus profesores, no debería ser así pero es la realidad. Yo no quise quedarme con los brazos cruzados y tuve conversaciones similares con varios profesores del consejo de Facultad. Llegué a concebir un plan que aunque quizás fuera de reglamento, sacudiría un poco las cosas en nombre de todos los estudiantes que pasaron por lo mismo con este profesor.
Llegó el día de la votación en el consejo de facultad, antes de proceder a votar pedí dar un discurso de consciencia para la elección. Empecé a decir generalidades sobre un voto responsable y no sólo por cumplir ya que algunos de los postulantes no merecen ese ascenso, luego en pocos segundos la experiencia que tuve en primer ciclo hablando de el profesor de forma anónima hasta que al final dije su nombre. Escuché un grito desde el fondo ¡es muy tarde para pronunciarse sobre eso ahora son las elecciones!, escuché que era ilegal y no sé qué más. Para mí ya era suficiente. Lo que hice causó efecto, de todos los que postularon sólo el susodicho no obtuvo la mayoría necesaria para que proceda su ascenso. Él se encontraba detrás de mí, no estaba muy contento, habló con mis otros compañeros del tercio y pidió conversar con nosotros y así lo hicimos.
Cuando hablamos me dijo que por qué no le había dicho nada sobre eso, que se hubiera remediado y que no sé qué. Tuve oportunidad de recordarle que yo era el alumno que le reclamaba sobre eso cuando estaba en el curso pero que me hizo el menor caso y que en sus otros cursos había esta conducta tan irresponsable también, que tristemente no era el único pero no debería suceder esto porque los alumnos merecemos respeto al igual que la universidad donde labora. Se excusó por aquella época, me dijo que tenía que trabajar en otro lado y que por eso no podía llegar a la clase. Yo le repliqué que no porque nosotros no pagamos debemos sentir que se nos hace un favor y que debemos mendigar su piedad, además que mínimamente uno puede avisar que no se va a llegar para que no estemos esperando y eso no justificaba que el sábado a primera hora no viniera como lo haría con alguna persona importante con la que tiene cita, ¡nosotros también deberíamos ser importantes para usted!. Al final nos pidió que no sigamos con esto, que él había entendido las razones de lo sucedido y que teníamos razón, que había entendido la lección y que realmente cambiaría su actitud.
Mis compañeros del tercio se aunaron a la causa, pero no todos y eso lo entiendo, éramos 4, en esa causa, de 6. Al final, quedaban dos instancias, la reconsideración del consejo de Facultad para lo cual necesitaba dos tercios de los votos y la reconsideración del consejo universitario como última instancia. Yo pensé que había sido suficiente con lo que había pasado, quise creer en las palabras del profesor así que no hicimos más. La reconsideración del consejo de Facultad no se dio, ya que ni llegó a la mitad de los votos otra vez y caso fue revisado en el consejo Universitario que finalmente le otorgó el ascenso.
Este profesor está hasta ahora en la facultad, los primeros años después del incidente mostró un verdadero cambio, yo personalmente estuve viendo eso. Ya en estos años recientes ha vuelto a lo mismo lo cual es lamentable.
Lo que quería compartir era principalmente que los alumnos realmente tenemos un poder de cambiar las cosas en nuestra facultad, no sólo basta con quejarse todo el tiempo, las acciones se pueden hacer y son necesarias. Pero poco se puede hacer si los alumnos no se unen para hacer fuerza. Estando en el tercio entendí bien eso, a veces la gente hablaba de hacer firmas y presentar su caso pero a la hora de firmar la lista de peticiones o dar la cara, la gente empezaba a ver por su propio pellejo y a manifestar ese maldito conformismo del cual está impregnada toda la sociedad peruana. Nuestra universidad es un pequeño Perú sólo que en principio somos un pueblo más desarrollado intelectualmente, ¿por qué no nos unimos para reclamos positivos como la asistencia de profesores, la responsabilidad, evitar el exceso innecesario de dificultad en nuestros exámenes (esto va para otras facultades), etc.?. He podido presenciar tristemente que la universidad fue tomada en varias ocasiones para reclamar sobre casos sin mucho asidero y liderados por apenas un grupo de estudiantes con intereses y jamás se hizo una protesta por la falta de responsabilidad de nuestros profesores que es un factor común en todas nuestras facultades.
Nuestra universidad (y nuestro país) avanzarán si llegamos a entender que la única forma de progreso posible es el bienestar común el cual es responsabilidad de todos.
Hasta la próxima.
lunes, 28 de marzo de 2011
El Centro de Estudiantes, parte 3 y final
Bueno, aquí continuo con lo que había prometido. Luego del año que duró la gestión, el grupo se había consolidado bastante bien, quedamos 10 de los 13 que empezamos y ya se había logrado un ritmo de trabajo interesante. Una de las últimas cosas que hicimos fue hacer las fichas bibliográficas de nuestra biblioteca y un campeonato que salió bastante bien pese a que hubo un gran retraso y que mi casa quedó tan sucia después de preparar las hamburguesas y no sé qué más.
Tuvimos una última reunión como de despedida y repasamos un poco lo que se había logrado y lo que faltaba. De allí entregamos el poder al comité electoral y esta vez se presentaron dos listas, una de ellas formada por la lista que perdió ante nosotros, esa que estaba formada en base a mi código. Su lema era "la lista de todos los códigos" y era verdad, había desde el 95 hasta el 2000 (era el año 2001), esta vez sí pudieron ganar pero tal como estaba previsto, esta característica de tener a varios códigos realmente lo que hizo fue desunir al grupo. Yo recuerdo mucho cómo fue. La sala de lectura ya no se respetaba, en la oficina había gente riendo a risotadas mientras al lado trataban de estudiar.
Me dio mucha pena ver ese panorama. Ya el periódico mural no interesaba y lo peor fue que en esta gestión se produjo la primera toma de la UNI después de muchísimos años (antes de la permanencia de militares que duró hasta el 97, justo cuando yo era cachimbo). Ahí fue lo peor, nadie del centro se apareció, yo estaba en el tercio y pudimos organizarnos un poco, pero no el centro de estudiantes que debió estar allí. Era increíble ver cómo la facultad carecía de unidad, mucha gente se dejaba llevar por lo que otras facultades proponían, allí donde el centro de estudiantes está altamente politizado. Muchos eran centros corruptos, manejados por "estudiantes eternos", que fomentaban la anarquía, so pretexto de erradicar la corrupción, so pretexto de mejorar las condiciones de los alumnos.
Eran todas formas retrógradas de hacer política estudiantil, ninguna era una propuesta concreta por los problemas que los estudiantes tienen como que sus profesores los respeten no faltando por las puras sin avisar, el mejorar cada vez sus conocimientos, el hecho de que las evaluaciones sean justas, etc etc. Nunca protestaron por eso que siempre hemos sufrido y que está directamente relacionada con nuestro futuro.
Los siguientes centros fueron desastrosos en general, hubo más tomas y llegaron a aparecer los centros "pro-tomas", hasta casi linchan a un amigo mío y a mí mismo por la torpeza de estos centros totalmente nefastos. Eran buenos para organizar fiestas y campeonatos. De esta forma se ganaban la simpatía de los estudiantes y después ganaban adeptos para apoyar las tomas que en realidad no aportaron nada a nuestra universidad, ojalá recuerden la imagen estúpida y ridícula de los "hombres araña" destrozando la infraestructura, apaleando a opositores, etc. ¡Nunca más debemos llegar a tal nivel de barbarie y estupidez!. Hasta la próxima.
Tuvimos una última reunión como de despedida y repasamos un poco lo que se había logrado y lo que faltaba. De allí entregamos el poder al comité electoral y esta vez se presentaron dos listas, una de ellas formada por la lista que perdió ante nosotros, esa que estaba formada en base a mi código. Su lema era "la lista de todos los códigos" y era verdad, había desde el 95 hasta el 2000 (era el año 2001), esta vez sí pudieron ganar pero tal como estaba previsto, esta característica de tener a varios códigos realmente lo que hizo fue desunir al grupo. Yo recuerdo mucho cómo fue. La sala de lectura ya no se respetaba, en la oficina había gente riendo a risotadas mientras al lado trataban de estudiar.
Me dio mucha pena ver ese panorama. Ya el periódico mural no interesaba y lo peor fue que en esta gestión se produjo la primera toma de la UNI después de muchísimos años (antes de la permanencia de militares que duró hasta el 97, justo cuando yo era cachimbo). Ahí fue lo peor, nadie del centro se apareció, yo estaba en el tercio y pudimos organizarnos un poco, pero no el centro de estudiantes que debió estar allí. Era increíble ver cómo la facultad carecía de unidad, mucha gente se dejaba llevar por lo que otras facultades proponían, allí donde el centro de estudiantes está altamente politizado. Muchos eran centros corruptos, manejados por "estudiantes eternos", que fomentaban la anarquía, so pretexto de erradicar la corrupción, so pretexto de mejorar las condiciones de los alumnos.
Eran todas formas retrógradas de hacer política estudiantil, ninguna era una propuesta concreta por los problemas que los estudiantes tienen como que sus profesores los respeten no faltando por las puras sin avisar, el mejorar cada vez sus conocimientos, el hecho de que las evaluaciones sean justas, etc etc. Nunca protestaron por eso que siempre hemos sufrido y que está directamente relacionada con nuestro futuro.
Los siguientes centros fueron desastrosos en general, hubo más tomas y llegaron a aparecer los centros "pro-tomas", hasta casi linchan a un amigo mío y a mí mismo por la torpeza de estos centros totalmente nefastos. Eran buenos para organizar fiestas y campeonatos. De esta forma se ganaban la simpatía de los estudiantes y después ganaban adeptos para apoyar las tomas que en realidad no aportaron nada a nuestra universidad, ojalá recuerden la imagen estúpida y ridícula de los "hombres araña" destrozando la infraestructura, apaleando a opositores, etc. ¡Nunca más debemos llegar a tal nivel de barbarie y estupidez!. Hasta la próxima.
miércoles, 29 de diciembre de 2010
El Centro de Estudiantes, parte 2
Luego de triunfar en la elecciones y celebrar todo lo que se pudo fue momento de empezar la gestión. Yo tenía mis dudas de que pudiera ser manejable el hecho de ser tantos y sin una cabeza definida, ya que en la práctica todos tenían las mismas funciones y una opinión con el mismo peso. La forma de gestionar el centro de estudiantes fue mediante debates semanales.
Cada semana, los viernes en la noche en el cuarto piso se realizaba la sesión. El secretario de actas fue David García y el moderador Antonio Dalmau aunque también podía ser otro, incluso yo en alguna oportunidad. El principio que adoptamos para realizar un buen debate era hablar sólo cuando se le daba a alguien la palabra, aunque ya se imaginarán que esto fue muy difícil de llevar. Y a veces se llegaba a debates muy acalorados aunque generalmente todo llegaba a un buen término. Después de las reuniones se volvió un ritual obligatorio ir a comer chifa en un restaurant que ya no existe en Habich que servía bien tay pa, hay que reconocer , y al alcance de nuestros modestos bolsillos de estudiante y donde Roberto se pedía un misterioso chaufa montado con dos huevos.
Puedo decir que aprendí mucho de estas sesiones, sobre lo que significa la democracia, el respeto a la opinión distinta y acatar lo que dice la mayoría salvo en el caso en que se abusa la democracia en favor de la impunidad y el aprovechamiento personal. Eso pasó una vez, dos individuos sacaron varias impresiones de la máquina del centro para sus informes y no pagaron nada de nada. Cada impresión era 50 céntimos, bastante para nuestro magro presupuesto, y si sacan la cuenta de que al menos sacaron 20 hojas. Yo denuncié este hecho, fueron encontrados culpables y a la vez eran confesos, pero como la gente era pata de ellos, se votó por no hacerles pagar nada ni sancionarlos de alguna forma. La gente se reía de la palomillada, como lo hacen ciertos políticos cuando se hacen los vivos y eso me irritó bastante, lo que hice fue decir que yo no podía estar en ese centro de gente corrupta y que renunciaba a mi cargo, tras lo cual dejé el lugar.
La gente me buscaba y me decía que regrese que no era nada pero nadie entendía que eso no era por la plata sino por nuestros principios y por la razón de ser elegidos. Al final la gente entró en razón, me dijeron que volviera porque iba a haber otro juicio y que esta vez sería justo. Dicho y hecho volví y se sancionó a esos dos individuos además del dinero que había que reponer.
Cuando alguno de nosotros no cumplía alguna de sus tareas existía una lista de multas para nosotros. Creo que uno llegó a pagar unos 30 soles en total. Creo que en cierto momento se logró una disciplina entre nosotros y todo funcionaba bien. Se lograron algunas cosas que nos costaron pero el trabajo en equipo y la colaboración de todos la hacía posible. Teníamos el periódico mural actualizado cada semana, la biblioteca ordenada y con tarjetas de lectura, la impresora funcionando, máquinas a disposición de los estudiantes, la sala de lectura limpia y sin gente que grite, etc.
Espero escribir pronto la tercera parte y final de esta reseña. Hasta la próxima.
Cada semana, los viernes en la noche en el cuarto piso se realizaba la sesión. El secretario de actas fue David García y el moderador Antonio Dalmau aunque también podía ser otro, incluso yo en alguna oportunidad. El principio que adoptamos para realizar un buen debate era hablar sólo cuando se le daba a alguien la palabra, aunque ya se imaginarán que esto fue muy difícil de llevar. Y a veces se llegaba a debates muy acalorados aunque generalmente todo llegaba a un buen término. Después de las reuniones se volvió un ritual obligatorio ir a comer chifa en un restaurant que ya no existe en Habich que servía bien tay pa, hay que reconocer , y al alcance de nuestros modestos bolsillos de estudiante y donde Roberto se pedía un misterioso chaufa montado con dos huevos.
Puedo decir que aprendí mucho de estas sesiones, sobre lo que significa la democracia, el respeto a la opinión distinta y acatar lo que dice la mayoría salvo en el caso en que se abusa la democracia en favor de la impunidad y el aprovechamiento personal. Eso pasó una vez, dos individuos sacaron varias impresiones de la máquina del centro para sus informes y no pagaron nada de nada. Cada impresión era 50 céntimos, bastante para nuestro magro presupuesto, y si sacan la cuenta de que al menos sacaron 20 hojas. Yo denuncié este hecho, fueron encontrados culpables y a la vez eran confesos, pero como la gente era pata de ellos, se votó por no hacerles pagar nada ni sancionarlos de alguna forma. La gente se reía de la palomillada, como lo hacen ciertos políticos cuando se hacen los vivos y eso me irritó bastante, lo que hice fue decir que yo no podía estar en ese centro de gente corrupta y que renunciaba a mi cargo, tras lo cual dejé el lugar.
La gente me buscaba y me decía que regrese que no era nada pero nadie entendía que eso no era por la plata sino por nuestros principios y por la razón de ser elegidos. Al final la gente entró en razón, me dijeron que volviera porque iba a haber otro juicio y que esta vez sería justo. Dicho y hecho volví y se sancionó a esos dos individuos además del dinero que había que reponer.
Cuando alguno de nosotros no cumplía alguna de sus tareas existía una lista de multas para nosotros. Creo que uno llegó a pagar unos 30 soles en total. Creo que en cierto momento se logró una disciplina entre nosotros y todo funcionaba bien. Se lograron algunas cosas que nos costaron pero el trabajo en equipo y la colaboración de todos la hacía posible. Teníamos el periódico mural actualizado cada semana, la biblioteca ordenada y con tarjetas de lectura, la impresora funcionando, máquinas a disposición de los estudiantes, la sala de lectura limpia y sin gente que grite, etc.
Espero escribir pronto la tercera parte y final de esta reseña. Hasta la próxima.
miércoles, 13 de octubre de 2010
El Centro de Estudiantes, parte 1
Recuerdo que cuando cachimbo en mi primera clase, que era la de Química I, llegó una agradable chica y su amigo, eran Jessica Gordillo y César Castromonte. Cuando la gente dejó de piropear a Jessica, pudieron darnos el saludo de bienvenida a la facultad y nos decían que ellos estaban a nuestra disposición para cualquier consulta sobre la vida en la facultad, también dijeron que nos harían una recepción y que habría bocaditos :P. Yo, en ese tiempo, era muy meticuloso con mis estudios así que para mí cero distracciones. Pero aquellos que sí fueron, me contaron que la pasaron bien y vi que se hicieron amigos de varios allí. Hasta uno consiguió enamorada con la cual se quedó varios años. Qué mala suerte, quizás allí hubiera conocido a alguien :P pero esa es otra historia.
Luego de esa directiva que se portó bien con nosotros, llegó otra, presidida por José Diaz, que también se veía interesante. Allí sí me acerqué más, vi que eran 13 al principio pero fueron desertando tantos que quedaron tres. El centro no funcionaba bien pese a la voluntad de esos valientes y un grupo cercano de amigos, incluyéndome, formó el grupo de apoyo con lo cual el centro de estudiantes otra vez tenía gente y se trabajó bien allí, fue más o menos eficiente. Esa gente estaba motivada para formar la lista siguiente y por cosas del destino querían que yo fuera el secretario general. Me gustó mucho la idea pero vi que el grupo después de todo era muy heterogéneo y no había un consenso sobre la intención de querer formar una lista. Habiendo tan pocos, decidí no postular y se disolvió ese grupo.
Yo no oculto mi gusto por participar en la vida política, de hecho estuve en el Consejo de Facultad dos veces, entonces a mí me quedaba aún la idea de hacer una lista, tenía muchos potenciales votantes porque conocía gente de todos los códigos incluyendo a los cachimbos. Pensé en la gente de mi código (97-2) pero tuve una mala experiencia de trabajo en equipo con ellos, en el Expociencia 98, así que cuando me invitaron dije ¡con ustedes nunca más!.
En eso encontré otra lista que se formaba, de la mancha del código 98-I, de esa gente conocía a Christian Oliva (además promoción del colegio), David García y Oscar Chacaltana. entre otros. Faltaba justo uno para completar la lista, aunque yo no era del código fue bienvenida mi participación. Ese fue el principio de una alianza y amistad muy entrañable con ellos.
Ya teníamos muchos votos asegurados, la gente que iba a votar por mi lista anterior se puso de parte nuestra y ya parecía un hecho que llegaríamos a la directiva pero mi código se repotenció, pusieron de cabeza de lista al carismático Deca (José Luis Palomino) y juntaron gente de otros códigos, claro que la mayoría era de mi código (97-II). Nosotros no les dimos mayor importancia, sabíamos que eran relajados y que no alcanzarían ni siquiera a entregar la lista de firmas necesarias para la postulación.
Cuando apenas había terminado el plazo para recibir candidatos, nos enteramos que esa lista se había presentado. Nos preocupamos un poco pero no lo suficiente. La elecciones eran el miércoles de la siguiente semana, habría debate el lunes. Sólo nos preparábamos para eso. El sábado la facultad amaneció con algo extraño, supimos que la gente de la lista aquella estuvo en ACECOM varias horas. Luego se fueron a Metro (jaja nuestro servicio de inteligencia funcionaba bien), quién sabe a qué y al volver y pasar un par de horas, vimos un afiche gigante colgado con la cara de Deca, con una sonrisa rara y sus dedos haciendo la V que era también porque se trataba de la lista 2 y estaban repartiendo volantes con sus promesas y con las fotos de sus 13 miembros (para eso fueron a metro :P), ¡y nosotros no habíamos hecho nada!. Para el lunes ya mucha gente se había puesto de su lado, aunque el debate lo ganamos nosotros tras un emotivo discurso emitido por Oscar Chacaltana y redactado por Roberto Suárez, superando al discurso improvisado y sincero de Deca.
Esa noche nos juntamos todos en la casa de Christian a diseñar la estrategia de emergencia, la preparación de volantes y también de carteles, los cuales hicimos con muchísimo cuidado, recortando una a una las letras y luego colocándolas en una elegante tela azul, fue una amanecida terrible. Yo regresé a mi casa a las 7 am, me la pasé durmiendo, mientras que mis amigos, guitarra en mano, hablaban en los pasillos de la facultad de nuestro plan y la gente que teníamos. Yo llegué en la tarde a la UNI y me contaron sobre eso.
El día de la elección, todos estábamos súper nerviosos, para mala suerte nuestra, varios de los miembros de mesa simpatizaban con la lista 2 abiertamente pero no se podía hacer nada. Yo paseaba nervioso por los pasillos, los amigos físicos tenían práctica en el cuarto piso. Poco antes de las cuatro, yo estaba entrando a la facultad cuando se iban 4 amigas. Yo las saludé y les pregunté por si acaso si ya habían votado, me dijeron que no porque acababan de salir del laboratorio y pensaban que ya se había acabado, yo le dije noooo, por favor vengan a votar :). Los hicieron, y además como eran amigas mías (ellas ingresaron el 2000-I) sabía que estarían a mi favor tal como me lo dijeron luego de votar.
Y de allí ya se cerró la elección. Fueron al centro de estudiantes que estaba administrado por el comité electoral. Los malditos daban "flashes" mientras contaban. Íbamos perdiendo al principio, pero mientras avanzaba el conteo la situación era oscilante, a veces ellos arriba a veces ellos abajo de nosotros, ¡malditoooooos!. Hasta que se llegó al 100%, salió un pata diciéndoles a los de la lista 2 ¡hicimos todo lo que pudimos!, y se anunciaron los resultados, ¡Lista 1: 147 votos!, ¡Lista 2: 144 votos!, ganadores: ¡Lista 1!, el júbilo estalló entre nuestra gente, fuimos al cuarto piso a avisarles a los que daban práctica. Qué alucinante, los cuatro votos que nos permitieron ganar esa vez, fueron de esas cuatro amigas que logré captar poco antes de que se acabaran las elecciones.
Muy feliz, mi gente fue a celebrar la victoria, yo aún no iba a las celebraciones porque mi disciplina de aquellos tiempos no me lo permitía aunque eso iba a cambiar muy pronto...
continuará...
Luego de esa directiva que se portó bien con nosotros, llegó otra, presidida por José Diaz, que también se veía interesante. Allí sí me acerqué más, vi que eran 13 al principio pero fueron desertando tantos que quedaron tres. El centro no funcionaba bien pese a la voluntad de esos valientes y un grupo cercano de amigos, incluyéndome, formó el grupo de apoyo con lo cual el centro de estudiantes otra vez tenía gente y se trabajó bien allí, fue más o menos eficiente. Esa gente estaba motivada para formar la lista siguiente y por cosas del destino querían que yo fuera el secretario general. Me gustó mucho la idea pero vi que el grupo después de todo era muy heterogéneo y no había un consenso sobre la intención de querer formar una lista. Habiendo tan pocos, decidí no postular y se disolvió ese grupo.
Yo no oculto mi gusto por participar en la vida política, de hecho estuve en el Consejo de Facultad dos veces, entonces a mí me quedaba aún la idea de hacer una lista, tenía muchos potenciales votantes porque conocía gente de todos los códigos incluyendo a los cachimbos. Pensé en la gente de mi código (97-2) pero tuve una mala experiencia de trabajo en equipo con ellos, en el Expociencia 98, así que cuando me invitaron dije ¡con ustedes nunca más!.
En eso encontré otra lista que se formaba, de la mancha del código 98-I, de esa gente conocía a Christian Oliva (además promoción del colegio), David García y Oscar Chacaltana. entre otros. Faltaba justo uno para completar la lista, aunque yo no era del código fue bienvenida mi participación. Ese fue el principio de una alianza y amistad muy entrañable con ellos.
Ya teníamos muchos votos asegurados, la gente que iba a votar por mi lista anterior se puso de parte nuestra y ya parecía un hecho que llegaríamos a la directiva pero mi código se repotenció, pusieron de cabeza de lista al carismático Deca (José Luis Palomino) y juntaron gente de otros códigos, claro que la mayoría era de mi código (97-II). Nosotros no les dimos mayor importancia, sabíamos que eran relajados y que no alcanzarían ni siquiera a entregar la lista de firmas necesarias para la postulación.
Cuando apenas había terminado el plazo para recibir candidatos, nos enteramos que esa lista se había presentado. Nos preocupamos un poco pero no lo suficiente. La elecciones eran el miércoles de la siguiente semana, habría debate el lunes. Sólo nos preparábamos para eso. El sábado la facultad amaneció con algo extraño, supimos que la gente de la lista aquella estuvo en ACECOM varias horas. Luego se fueron a Metro (jaja nuestro servicio de inteligencia funcionaba bien), quién sabe a qué y al volver y pasar un par de horas, vimos un afiche gigante colgado con la cara de Deca, con una sonrisa rara y sus dedos haciendo la V que era también porque se trataba de la lista 2 y estaban repartiendo volantes con sus promesas y con las fotos de sus 13 miembros (para eso fueron a metro :P), ¡y nosotros no habíamos hecho nada!. Para el lunes ya mucha gente se había puesto de su lado, aunque el debate lo ganamos nosotros tras un emotivo discurso emitido por Oscar Chacaltana y redactado por Roberto Suárez, superando al discurso improvisado y sincero de Deca.
Esa noche nos juntamos todos en la casa de Christian a diseñar la estrategia de emergencia, la preparación de volantes y también de carteles, los cuales hicimos con muchísimo cuidado, recortando una a una las letras y luego colocándolas en una elegante tela azul, fue una amanecida terrible. Yo regresé a mi casa a las 7 am, me la pasé durmiendo, mientras que mis amigos, guitarra en mano, hablaban en los pasillos de la facultad de nuestro plan y la gente que teníamos. Yo llegué en la tarde a la UNI y me contaron sobre eso.
El día de la elección, todos estábamos súper nerviosos, para mala suerte nuestra, varios de los miembros de mesa simpatizaban con la lista 2 abiertamente pero no se podía hacer nada. Yo paseaba nervioso por los pasillos, los amigos físicos tenían práctica en el cuarto piso. Poco antes de las cuatro, yo estaba entrando a la facultad cuando se iban 4 amigas. Yo las saludé y les pregunté por si acaso si ya habían votado, me dijeron que no porque acababan de salir del laboratorio y pensaban que ya se había acabado, yo le dije noooo, por favor vengan a votar :). Los hicieron, y además como eran amigas mías (ellas ingresaron el 2000-I) sabía que estarían a mi favor tal como me lo dijeron luego de votar.
Y de allí ya se cerró la elección. Fueron al centro de estudiantes que estaba administrado por el comité electoral. Los malditos daban "flashes" mientras contaban. Íbamos perdiendo al principio, pero mientras avanzaba el conteo la situación era oscilante, a veces ellos arriba a veces ellos abajo de nosotros, ¡malditoooooos!. Hasta que se llegó al 100%, salió un pata diciéndoles a los de la lista 2 ¡hicimos todo lo que pudimos!, y se anunciaron los resultados, ¡Lista 1: 147 votos!, ¡Lista 2: 144 votos!, ganadores: ¡Lista 1!, el júbilo estalló entre nuestra gente, fuimos al cuarto piso a avisarles a los que daban práctica. Qué alucinante, los cuatro votos que nos permitieron ganar esa vez, fueron de esas cuatro amigas que logré captar poco antes de que se acabaran las elecciones.
Muy feliz, mi gente fue a celebrar la victoria, yo aún no iba a las celebraciones porque mi disciplina de aquellos tiempos no me lo permitía aunque eso iba a cambiar muy pronto...
continuará...
domingo, 12 de septiembre de 2010
Blog interesante
Allí, Michael Hurtado coloca cosas de divulgación matemática muy interesantes.
lunes, 6 de septiembre de 2010
Yo también volé...
Así es, todos volamos alguna vez, unos más alto que otros y otros ya se volvieron animales aéros, otros como las codornices que vuelan pero muy poco. En mi caso fueron por cursos no matemáticos o pseudo-matemáticos jajajaja no mentira, computación y análisis numérico son áreas respetables del conocimiento para mí.
Comencemos con la primera vez que sentí que para volar no hacen faltan ni alas ni hierbas alucinógenas. Fue el curso de computación I. En esos tiempos (1997) tener computadora no era algo habitual, de hecho era alarmante ver cómo algunos de mis compañeros no sabían ni encenderla y otros peor no sabían pasar de una línea a otra o copiar y pegar. Sin contar que nuestro laboratorio de cómputo daba pena con esas computadoras viejas y software 100% pirata. Es alucinante pensar que había un procedimiento entre los técnicos para formatear todas las máquinas en caso de que el INDECOPI llegara en operativo. Yo alguna vez tuve computadora en la secundaria pero sólo con jueguitos y cosas simples. Así que el profesor empezó el curso hablándonos de pseudo-códigos y algoritmos. La mayoría voló al toque incluyéndome pero traté de aferrarme a la vida, tratando de estudiar y practicar el mayor tiempo posible pero nada, sin computadora no era fácil. El salón se dividió en dos partes para la práctica: Una de ellas estaba con un profesor displicente, algo "coquetón" con sus alumnas, en ese grupo pasaron absolutamente todos. En el otro grupo, donde me encontraba, era un profesor que era pura finta pero tranqueaba a nuestras pobres mentes. Mis notas no pasaban de 10, un 3 por allí en esos absurdos exámenes que dábamos ¡programar en papel!. Para aquellos que piensen que eso es didáctico, les pido recordar que no todos teníamos el talento ni la práctica para eso. Así que pensé que este sería mi primer jalado de la universidad. Por suerte un mes y algo antes de que acabe el curso mi papá accedió a mis súplicas y me compró una computadora. Con un disco de 800 megas no más pero lo suficiente para practicar. De allí mi ojos empezaron a volverse como los de un lechuzón de tantas amanecidas programando, tratando de salvar mi ya mancillado honor. Y con un 20 en el examen final pude aprobar con ¡10 de promedio!, de forma espectacular como diría Orestes. En mi grupo pasamos dos, uno que pensé que era un genio de la computación pero no, estaba estudiando ingeniería de sistemas en San Marcos, ¡así no valeeeeeeeeee! y yo. Después de ese semestre, los cursos de computación ya no se me hicieron difíciles.
Después el otro curso maldito fue Química 2. El primer curso lo recibí con una súper profesora: Gina Chiarella. No me gustó la química de la academia pero esta profesora era genial. En el segundo ciclo, el curso fue espantoso con un profesor súper nervioso. Yo siempre fiel a la clase, incluso en la época del mundial de Francia 98, en el que a veces yo era el único que iba a clase aunque también se cruzaba con Dragon Ball (de 10 a 12). El imbécil ese dijo, "aah si tienen una buena asistencia, les podría subir un punto si hiciera falta". A mí no me interesaba eso pero igual lo anoté en mi cerebro. Nunca entendí la lógica de la química, realmente me esforzaba pero mi mente no era capaz de procesar ese conocimiento. Luego del final, pasó lo más triste, me faltaba un punto para pasar, le reclamé ese punto al infeliz aquel pero me dijo que no, que no podía hacer eso. En mi cabeza le mandé saludos a su viejita, saqué el Chang de la biblioteca y me encerré en mi casa desde ese viernes hasta el lunes en la mañana en que fue el susti. Felizmente aprobé esa nota, con 10 igual pero honorífico. Mi motivación principal fue el hecho de no poder llevar cursos realmente interesantes como Cálculo Avanzado y Álgebra Lineal I.
Una motivación parecida fue la que me hizo pasar Economía. El profesor de esos tiempos era una persona súper recalcitrante (ver aquí). Allí pasé con más nota (11) pero tuve que ir al susti también.
Los siguientes cursos fueron una saga completa: Análisis Numérico I y II. El profesor era magnífico: Alessandri Canchoa. Era bastante respetable su teoría. El problema es que ese curso es meramente práctico, pero la profesora no sabía explicar nada y se veía que estaba en la calle como el resto de sus colegas de la rama que generalmente tienen un nivel matemático muy bajo en esa época. Lo peor es que estos cursos se cruzaron con mi peor etapa académica (ver aquí). Ambos cursos los pasé con 10, siempre con un parcial desastroso y un final pasando en forma espectacular, en especial el segundo que contra todo pronóstico, necesitaba 13 y saqué esa nota, además que fui el único aprobado en el final. Ah podía acariciar la gloria con mis manos :P.
Sé que para la mayoría de ustedes, algunos de estos cursos no fueron problema, en mi mente pasa algo que no llega a procesar esas cosas o quizás no tuve profesores suficientemente motivadores. Tuve cursos mucho más difíciles pero en los que no me fue mal ni tengo un mal recuerdo porque los profesores, pese al alto nivel que exigían, siempre estuvieron prestos a explicarme y ayudarme en lo posible. Creo que ningún curso es para volar si tienen un profesor que está dispuesto a orientarlos de la mejor forma. Mi gratitud a todos ellos, creo que si en esos cursos no me hubiera ido bien, yo ahora no sería matemático.
¿En qué cursos se sintieron volar?, ¿fue culpa de ustedes, el profesor, el tema?
Gracias por su preferencia, hasta pronto.
Comencemos con la primera vez que sentí que para volar no hacen faltan ni alas ni hierbas alucinógenas. Fue el curso de computación I. En esos tiempos (1997) tener computadora no era algo habitual, de hecho era alarmante ver cómo algunos de mis compañeros no sabían ni encenderla y otros peor no sabían pasar de una línea a otra o copiar y pegar. Sin contar que nuestro laboratorio de cómputo daba pena con esas computadoras viejas y software 100% pirata. Es alucinante pensar que había un procedimiento entre los técnicos para formatear todas las máquinas en caso de que el INDECOPI llegara en operativo. Yo alguna vez tuve computadora en la secundaria pero sólo con jueguitos y cosas simples. Así que el profesor empezó el curso hablándonos de pseudo-códigos y algoritmos. La mayoría voló al toque incluyéndome pero traté de aferrarme a la vida, tratando de estudiar y practicar el mayor tiempo posible pero nada, sin computadora no era fácil. El salón se dividió en dos partes para la práctica: Una de ellas estaba con un profesor displicente, algo "coquetón" con sus alumnas, en ese grupo pasaron absolutamente todos. En el otro grupo, donde me encontraba, era un profesor que era pura finta pero tranqueaba a nuestras pobres mentes. Mis notas no pasaban de 10, un 3 por allí en esos absurdos exámenes que dábamos ¡programar en papel!. Para aquellos que piensen que eso es didáctico, les pido recordar que no todos teníamos el talento ni la práctica para eso. Así que pensé que este sería mi primer jalado de la universidad. Por suerte un mes y algo antes de que acabe el curso mi papá accedió a mis súplicas y me compró una computadora. Con un disco de 800 megas no más pero lo suficiente para practicar. De allí mi ojos empezaron a volverse como los de un lechuzón de tantas amanecidas programando, tratando de salvar mi ya mancillado honor. Y con un 20 en el examen final pude aprobar con ¡10 de promedio!, de forma espectacular como diría Orestes. En mi grupo pasamos dos, uno que pensé que era un genio de la computación pero no, estaba estudiando ingeniería de sistemas en San Marcos, ¡así no valeeeeeeeeee! y yo. Después de ese semestre, los cursos de computación ya no se me hicieron difíciles.
Después el otro curso maldito fue Química 2. El primer curso lo recibí con una súper profesora: Gina Chiarella. No me gustó la química de la academia pero esta profesora era genial. En el segundo ciclo, el curso fue espantoso con un profesor súper nervioso. Yo siempre fiel a la clase, incluso en la época del mundial de Francia 98, en el que a veces yo era el único que iba a clase aunque también se cruzaba con Dragon Ball (de 10 a 12). El imbécil ese dijo, "aah si tienen una buena asistencia, les podría subir un punto si hiciera falta". A mí no me interesaba eso pero igual lo anoté en mi cerebro. Nunca entendí la lógica de la química, realmente me esforzaba pero mi mente no era capaz de procesar ese conocimiento. Luego del final, pasó lo más triste, me faltaba un punto para pasar, le reclamé ese punto al infeliz aquel pero me dijo que no, que no podía hacer eso. En mi cabeza le mandé saludos a su viejita, saqué el Chang de la biblioteca y me encerré en mi casa desde ese viernes hasta el lunes en la mañana en que fue el susti. Felizmente aprobé esa nota, con 10 igual pero honorífico. Mi motivación principal fue el hecho de no poder llevar cursos realmente interesantes como Cálculo Avanzado y Álgebra Lineal I.
Una motivación parecida fue la que me hizo pasar Economía. El profesor de esos tiempos era una persona súper recalcitrante (ver aquí). Allí pasé con más nota (11) pero tuve que ir al susti también.
Los siguientes cursos fueron una saga completa: Análisis Numérico I y II. El profesor era magnífico: Alessandri Canchoa. Era bastante respetable su teoría. El problema es que ese curso es meramente práctico, pero la profesora no sabía explicar nada y se veía que estaba en la calle como el resto de sus colegas de la rama que generalmente tienen un nivel matemático muy bajo en esa época. Lo peor es que estos cursos se cruzaron con mi peor etapa académica (ver aquí). Ambos cursos los pasé con 10, siempre con un parcial desastroso y un final pasando en forma espectacular, en especial el segundo que contra todo pronóstico, necesitaba 13 y saqué esa nota, además que fui el único aprobado en el final. Ah podía acariciar la gloria con mis manos :P.
Sé que para la mayoría de ustedes, algunos de estos cursos no fueron problema, en mi mente pasa algo que no llega a procesar esas cosas o quizás no tuve profesores suficientemente motivadores. Tuve cursos mucho más difíciles pero en los que no me fue mal ni tengo un mal recuerdo porque los profesores, pese al alto nivel que exigían, siempre estuvieron prestos a explicarme y ayudarme en lo posible. Creo que ningún curso es para volar si tienen un profesor que está dispuesto a orientarlos de la mejor forma. Mi gratitud a todos ellos, creo que si en esos cursos no me hubiera ido bien, yo ahora no sería matemático.
¿En qué cursos se sintieron volar?, ¿fue culpa de ustedes, el profesor, el tema?
Gracias por su preferencia, hasta pronto.
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