Pero cuando llegué a la facultad, todos hablaban de trasladarse, las conversaciones se basaban en cuánto puntaje se necesita para cambiarse, el mínimo número de créditos que se tenían que tener etc. Explico la situación, en la UNI uno tiene varias opciones de elegir carreras, por ejemplo el que quiere postular a matemática tiene que poner en sus opciones ingeniería económica, estadística, ingeniería industrial e ingeniería de sistemas.
Entonces casi nadie sabía en dónde estaba y menos si se iba a quedar allí. En ese momento me sentí algo decepcionado. Tenía la ilusa idea de que había más gente como yo entusiasta por la carrera y con las mismas ganas de estudiar. Me di cuenta que podría estar solo en esta aventura para la cual me había preparado tanto, pero no me desanimé, seguí con eso.
Mis amigos trataban de distraerse un poco, salían a tomar unas cervezas, al billar o tenían sus enamoradas. Estos últimos irremediablemente tuvieron un malísimo semestre y muchos de ellos dejaron la carrera luego. Yo pensaba, ah si tuviera enamorada ahora seguro ese sería mi destino así que aunque no era especialmente asediado por nadie, decidí abstenerme de eso. Jejeje como si tuviera opciones.
Otra decepción fueron los profesores que me tocaron, pocos lograron realmente hacerme sentir que las ganas que tenía de ser profesor estaban siendo totalmente justificadas. Había tipos relajados, irresponsables, desganados, etc. Yo no podía creerlo pero era cierto. Me deprimí mucho tiempo por eso hasta que encontré a mi profesor de álgebra lineal I, el gran maestro Chávez, que ya mencioné en una entrada anterior.
Ahora trato de incentivar a aquellos que están entusiasmados con la carrera tratando de que su ímpetu sea bien dirigido y que se encanten con la carrera que tanto quieren. El problema es que yo no voy hacia ellos, yo espero a que vengan solos. Y normalmente no llega nadie. Tengo una amiga que está estudiando álgebra lineal por su cuenta. Es la única persona que aprovecha mi existencia y mi disposición. Creo que me falta ser más comunicativo y mucho carisma para captar a más gente. Quizás dictar un cursillo por allí.
No todo aquel que llegó sin querer a la facultad anda desmotivado, de la gente que ingresó conmigo hay excelentes matemáticos que se enamoraron de esta carrera y agradecen al destino de haber llegado aquí, nuestra casa.
Hasta la próxima amigos míos.