Una compañera de ya hace algunos años me cuenta cómo fue la primera vez que lo vio. Me decía que estaban esperando al profesor del curso y en eso entra un tipo silencioso, de cabello largo, polo metalero, pulseras de metal y botas puntiagudas. Todos lo remarcaron pero sólo atinaban a observarlo, de pronto alguien digo "miren, ¡está dictando clase!" y era verdad, se trataba del profesor Mario Santiago, conocido también como "Maná". Esa narración data del año 94. Muchos de sus profesores actuales llevaron con él, era muy temido ya que tan sólo con ver la lista de calificaciones de sus exámenes podíamos darnos cuenta del nivel que poseía. Jaló a salones enteros también.
El profesor tiene un estilo particular, es increíblemente formal y ordenado en la pizarra. Sus explicaciones también lo son, aunque no es muy comunicativo, hablar con él es muy interesante. Siempre tiene mucho para decir y es un tipo muy hábil en todo lo que enseña. Su pasión es el álgebra y la topología de conjuntos. Podría decir que mientras más abstracta sea la cosa, él estará más a su gusto. Su caminar es lento, siempre erguido, de mirada incierta y seria. Su cabello largo a veces sufría algunas modificaciones y siempre, hasta cuando usaba short, calzaba sus características botas.
Es discípulo del gran profesor Carlos Chávez. Él me contó que nunca fue alumno de su curso, simplemente un día se acercó a él y le dijo que quería ser su alumno, el profesor Chávez no sabía mucho sobre él así que le dio un tema rudo para que lo estudiara y luego se lo pueda exponer. Grande fue su sorpresa al presentarse él ya con el tema estudiado sin requerir mucho tiempo. De allí no sé bien lo que sucedió.
El profesor Santiago también fue mi profesor, estuvo a cargo de la práctica del curso "Introducción a la Topología". Si el profesor Chávez cuando llevé álgebra lineal me hizo ver que estaba perdiendo la formalidad que yo admiraba, el profesor Santiago me hizo ver que estaba dejando de lado la precisión de mis suposiciones y la justificación de las mismas en un contexto amplio. En la primera práctica saqué 8, yo me sentía totalmente decepcionado de mí mismo pero me di cuenta que tenía toda la razón para ponerme esa nota. Debía ser muy cuidadoso con lo que escribía y considerar todos los casos siempre, hasta los que parecen triviales, a partir de allí ya no me jaló y mi rigurosidad se volvió ya una práctica permanente. Hubiera querido que este profesor me dicte algún otro curso pero no fue posible. Es justamente en este curso donde ocurre la anécdota que señaló Hugo Castillo: Dos profesores de la facultad estaban dándo práctica junto conmigo y en eso dice uno de ellos :" Oe, pásate unaaaaaaa" a lo que el otro replicó "¿Cuáaaaaaaaaal?" y el otro dijo "La que seaaaaaaaaaa, porque no me sale nadaaaaaaa". Y se podía hacer esto porque el profesor a la hora de las evaluaciones se retiraba del salón, nosotros podíamos usar libros y apuntes. Al retirarse daba la impresión que él nos decía tácitamente "Si quieren también pueden copiar entre ustedes pero igual no van a aprobar si no han estudiado". Y a veces se iba a dar una vuelta por allí, incluso se iba a San Marcos y regresaba o ya no regresaba hasta el día siguiente.
Ahora no sé mucho de él, lo encontré en el 2007 dictando en la facultad pero el pobre se sentía aburrido con esos cursos que tenía. Él es para mí un ejemplo de un alma libre, que hace lo que le gusta y no se vende al sistema. Es un buen matemático y profesor. Espero que algún día vuelva a la UNI porque realmente hace mucha falta.
Saludos Mario donde quiera que andes. Regresa cuando quieras a nuestra querida Facultad.
Hasta pronto amigos.